jueves, 14 de agosto de 2014

POPULISMO EN AMÉRICA LATINA

Ahora nos adentraremos a estudiar un fenómeno social y político que caracterizo la historia de los países latinoamericanos durante la primera mitad del siglo XX, específicamente después de la gran crisis económica de 1929, hasta el comienzo de la Guerra Fría. Este fenómeno sera el POPULISMO. 
A continuación encontraras una lectura que sintetiza el proceso histórico relacionado con el surgimiento del POPULISMO, sus orígenes, su configuración y su impacto en el poder estatal. 



EL POPULISMO EN AMÉRICA LATINA


v ¿Qué debemos entender por POPULISMO?

En política, el populismo (del latín: popŭlus, ‘pueblo’) es un término usado para designar a la corriente ideológica que sostiene la reivindicación del rol del Estado como defensor de los intereses de la generalidad de una población a través del estatismo, el intervencionismo y la seguridad social con el fin de lograr la justicia social y el Estado de bienestar.


v Orígenes del POPULISMO en América Latina

El populismo de la primera mitad del siglo XX en los países latinoamericanos puede tomarse como una etapa socio-política determinada por la conformación definitiva de la sociedad de clases, dentro de un contexto de industrialización y acelerada urbanización. En este orden, el origen del populismo está ligado a la crisis del Estado Oligárquico heredado del periodo colonial que se afianzo a lo largo del periodo republicano (siglo XIX).

El populismo sucede a una serie de movimientos anti-oligárquicos de clase media, que estaban revestidos de un espíritu liberal y que buscaban el establecimiento de un estado de tipo Liberal (económica y políticamente hablando), difundiendo una serie de ideas sobre el progreso económico, la reforma institucional, la democratización, la libertad, etc. Sin embargo es la nueva estructura de clases, creada por la creciente urbanización, la inmigración campo-ciudad, el desarrollo industrial, el crecimiento del sector de servicios, la que pone en jaque al sistema oligárquico. En esta crisis juegan un papel importante además, tres acontecimientos externos: la Primera Guerra Mundial, la Depresión Económica de 1930, y la Segunda Guerra Mundial; que funcionaron como rupturas estructurales en las naciones de economía dependiente, como eran las latinoamericanas.

Estas crisis mundiales provocaron convulsiones políticas internas en los países dependientes del capitalismo, como lo eran los latinoamericanos, o propiciaron brote de fuerzas políticas, sociales y económicas que se encontraban controladas durante la vigencia de los gobiernos oligárquicos. De esta forma, el populismo latinoamericano correspondió a una fase de las transformaciones del Estado capitalista, en que la burguesía agroexportadora y la burguesía minera y comercial pierden el monopolio del poder político en provecho de las clases sociales urbanas: burguesía industrial, clase media, proletariado industrial, militares, intelectuales.

v Configuración del POPULISMO en América Latina

El populismo en América Latina fue una alianza entre clases sociales antagónicas, en proceso de formación (burguesía, por un lado, y proletariado, campesinos y clases medias, por el otro), guiadas por el propósito de confrontar y derribar el Estado Oligárquico. El período del ascenso y auge del populismo es conocido como la "época de la política de masas", en la cual la burguesía industrial asume el liderazgo de las luchas reivindicativas y reformistas de la clase obrera y otros grupos populares.

Dentro de esta "pacto" es necesario diferenciar dos tipos de populismo:

ü El populismo de las altas esferas (gobernantes, políticos, burgueses, profesionales, políticos, demagogos), que utilizan tácticamente a las masas trabajadoras y a los sectores más pobres de la clase media.
ü El populismo de las masas (trabajadores, migrantes rurales, baja clase media, estudiantes radicales, intelectuales de izquierda).

Para la gran mayoría de los adeptos al populismo, lo que estaba en juego era el ascenso económico y social. En un plano secundario se colocaba la democratización de las organizaciones y las relaciones sociales. En la mayoría de los casos el objetivo era lograr una estrategia política de desarrollo económico nacional que exigía un cambio en el manejo de las estructuras de poder, el manejo de las relaciones entre el Estado y la sociedad.

 El populismo latinoamericano aparece como un fenómeno urbano; su base social y económica está en las ciudades más desarrolladas y en las que los sectores secundario y terciario tienen mayor dinamismo. En algunos países con fuerte presencia indígena y con tradición comunitaria en las bases (Perú y México) el populismo sufrió una variante respecto al modelo urbano y capitalista al revestirse de en elemento tradicionalista y anticapitalista, idealizando la aldea comunal indígena y sus valores.




v El POPULISMO en el poder

Por lo que respecta a sus fines económicos más generales, los movimientos y gobiernos populistas fueron abiertamente favorables a la industrialización y a la hegemonía de la industria sobre la agricultura y la minería.
A la industrialización se la tomaba como equivalente del desarrollo económico en general, e indicador de bienestar social para el proletariado, mientras que los sectores agropecuario y minero eran considerados causas fundamentales de atraso económico y social. ¿Por qué? Los populismos consideraban que la exportación de materias primas y dependencia económica eran sinónimos para un país que no poseía industria. En este sentido aparecía ligado el nacionalismo, respondiendo a un propósito económico. En la medida en que desarrollaba una reorientación del subsistema económico nacional y cierta ruptura con el imperialismo, el populismo tenía algún compromiso con la idea de un capitalismo nacional y de una burguesía nacional. Para ello era indispensable un Estado fuerte que controlara las relaciones económicas capitalistas, que garantizara la nacionalización de la economía.


El populismo, en los países donde llegó al poder, adquirió formas autoritarias y algunas de ellas, dictatoriales. El peronismo, cardelismo, getulismo, velasquismo, marinismo, etc., tenían en común un marcado acento autoritario- paternalista. Estaba en juego una estrategia política de desarrollismo nacional, junto a la idea de remodelar las estructuras de poder. Por lo tanto, las masas debían permanecer bajo el control estratégico de la burguesía, el cual sería el encargado de idear y conducir el proceso. El gobierno populista aceptó apenas la coraza política que las masas le podían propiciar (votos, comicios, huelgas, etc.), pero bajo ningún concepto aceptó la defensa armada por parte de trabajadores y estudiantes. 

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