La globalización y las políticas neo-liberales se construyen sobre las desigualdades existentes, pero elevándolas a niveles exponenciales, así, frente a las devastadoras consecuencias provocadas por la aplicación de medidas que a grandes rasgos implicaron: cifras nunca antes conocidas de desocupación, deterioro de los salarios, flexibilización y precarización laboral y aumento de los índices de pobreza, se producirá la conformación de un creciente sector de población excluida del acceso al empleo y al consumo, el debilitamiento de la capacidad de movilización del movimiento obrero pero paralelamente el surgimiento de nuevas formas de organización y lucha. Es así como encontramos hacia finales de la última década del siglo XX, como consecuencias de estas transformaciones sociales provocadas por el proceso de globalización, el surgimiento y consolidación de organizaciones que bajo la estructura de los viejos “movimientos sociales” de la primera mitad del siglo XX (movimiento obrero, campesino, indígena y estudiantil), pero con nuevos actores y principios, protagonizaran los procesos de lucha social; tal como es el caso del zapatismo en México, el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, piqueteros en Argentina y comunidades indígenas de varios países, sólo por citar algunos casos.
“¿Cuándo aparecen, y bajo qué formas lo hacen, estas nuevas fuerzas políticas y sociales contestatarias? Las razones de la irrupción de nuevos sujetos políticos son múltiples y complejas, pero existen algunas que se reiteran en todos los casos.
En primer lugar, por el fracaso económico ya anotado que acentuó las contradicciones desencadenadas por la reestructuración económica y social precipitada por la crisis y agudizada después por las políticas de "ajuste y estabilización" implementadas como respuesta a la misma. Esto tuvo consecuencias bien significativas en lo relativo a la constitución de nuevos sujetos políticos, por cuanto:
a) Generó nuevos actores sociales como, por ejemplo, los piqueteros en la Argentina; los pequeños agricultores endeudados de México, nucleados en "El campo no aguanta más"; los jóvenes y una variedad de movimientos de inspiración identitaria (de género, opción sexual, etnia, lengua, etc.) hastiados por la mercantilización de lo social y las políticas de supresión de las diferencias promovidas por el neoliberalismo; y los movimientos "alterglobalización" que modificaron el paisaje sociopolítico de sus países.
b) Potenció la gravitación de otras fuerzas sociales y políticas ya existentes pero que, hasta ese momento, carecían de una proyección nacional al no estar suficientemente movilizadas y organizadas. En una enumeración señalaríamos a los campesinos en Brasil y México, o los indígenas en Ecuador, Bolivia y partes de México y Mesoamérica.
c) Atrajo a las filas de la contestación al neoliberalismo a grupos y sectores sociales intermedios, las llamadas "clases medias", a causa de sus impactos pauperizadores y excluyentes o, como en el caso argentino, por la expropiación, practicada por los grandes bancos y avalada por el gobierno, de sus ahorros. Los "caceroleros" argentinos son un ejemplo muy concreto, como también lo son los médicos y trabajadores de la salud en El Salvador; o los grupos movilizados por la "Guerra del agua" en Cochabamba; o la resistencia a las políticas privatizadoras del gobierno peruano en Arequipa.
En segundo lugar, es preciso decir que el surgimiento de estas nuevas expresiones de la política de izquierda se relaciona íntimamente con el fracaso de los capitalismos democráticos en la región. Baste con señalar que la frustración generada por el desempeño de los regímenes llamados democráticos en esta parte del mundo ha sido intensa, profunda y prolongada. Fue de la mano de estas peculiares "democracias", que florecieron en la región a partir de los años ochenta, que las condiciones sociales empeoraron dramáticamente.
En tercer lugar, habría que decir que este proceso ha sido también alimentado por la crisis que se ha abatido sobre los formatos tradicionales de representación política. Pocas dudas caben sobre que la nueva morfología de la protesta social en nuestra región es un síntoma de la decadencia de los grandes partidos populistas y de izquierda, y de los modelos tradicionales de organización sindical. Decadencia que, sin duda, se explica por las transformaciones ocurridas en la "base social" típica de esos formatos organizativos debido a:
a) la creciente heterogeneidad del "universo asalariado"
b) la declinante gravitación cuantitativa del proletariado industrial en el conjunto de las clases subalternas
c) la aparición de un voluminoso "subproletariado" también denominado "pobretariado". Incluye a un vasto conjunto de desocupados permanentes, trabajadores ocasionales, precarizados e informales, cuentapropistas de subsistencia y toda una vasta masa marginal a la que el capitalismo ha declarado como "redundante" e "inexplotable" y que por lo tanto, en una sociedad basada en la relación salarial, no tiene derecho a vivir. De ahí que el neoliberalismo practique una silenciosa pero efectiva eutanasia de los pobres.
En cuarto lugar, es la globalización de las luchas en contra del neoliberalismo. Estas luchas comenzaron y se difundieron rápidamente por todo el orbe a partir de iniciativas que no surgieron ni de partidos ni de sindicatos ni, menos todavía, se generaron en la "escena política oficial". En el caso latinoamericano el papel estelar lo cumplió el zapatismo, al emerger de la Selva Lacandona el 1° de Enero de 1994 y declarar la guerra al neoliberalismo. La incansable labor del Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, otra organización no tradicional, amplificó considerablemente el impacto de los zapatistas”[1]
- ¿Qué razones nos llevan a plantear la existencia de una crisis social en América Latina generada por el Neoliberalismo y cuales han sido las respuestas frente a esta crisis?
- ¿Cómo afecta (positiva o negativamente) el Neoliberalismo y la crisis social generada por éste, el desarrollo de la democracia en América Latina?
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